domingo, 22 de septiembre de 2013

Una gran zona vinícola desconocida: Madeira

Madeira, una pequeña isla de origen volcánico que guarda entre sus acantilados y verdes praderas un vino especial. Mucha gente conoce el Oporto, pero Madeira también tiene mucho que decir sobre la producción de vino. 

¿ Que variedades de uva se utilizan? 

La Tinta Negra Mole es la que encontraremos más habitalmente. Es un híbrido entre la Garnacha y la Pinot Noir. Casi un 80% de la producción de vino en Madeira utiliza esta variedad de uva. 
También encontramos la Bobal para los semi-dulces o semi-secos, la Malvasía para los vinos dulces, y la Sercial, para los vinos secos de larga guarda. 

¿Cómo  hacen los vinos de Madeira? 

Primero, como en todos los sitios, el vino se fermenta . A continuación se fortifica añadiendo alcohol al 96 %. Las Malvasías fermentan un día o dos; la Bobal en dos o tres, la Verdelho en cuatro o cinco, y la Sercial  tarda hasta una semana.

El "estufagem" es lo que verdaderamente hace único a estos vinos. Su origen es del S.XV, cuando los barcos que hacían las Americas paraban para recoger vino. Estos marineros se dieron cuenta de que el vino mejoraba con el viaje, al haber sido sometido a altas temperatura y a una elevada humedad. Entonces, empezaron a colocar los toneles en la playa, para que se calentaran y aumentara su humedad, igual que sucedía en el barco.
Actualmente,para los vinos más económicos se hace en cubas de acero inoxidable  calentadas por agua. Este sistema eleva la  a unos 50-55 grados y se mantiene durante tres meses como mínimo. Esta es la equivalencia a 5 años Canteiros.Para los vinos  de mayor calidad, este proceso se lleva a cabo en  Canteiros  de 418 l. colocados en lugares cercanos al mar, sin refrigeración ni calefacción, y en ocasiones separados del exterior sólo por grandes cristales. De esta forma el vino sufre los avatares de la climatología y la humedad marina. El Canteiro no se llena por completo por lo que se produce oxidación que le permite desarrollar su paleta olfativa. El periodo mínimo de estancia es de dos años.

Después llega un largo periodo de maduración en botas de madera ( madera local o brasileña por lo esencial) que finalizan tras décadas o siglos de reposo, con una perdida media del 2% anual.





Nuestra cata





En nuestras manos cayó por suerte un Miles 5 años medio-seco.  De un color ambarino y con una buena lágrima, en nariz nos deja recuerdos a frutos secos,  tostados y  fruta muy pasificada. En boca, se refuerzan los aromas de frutos secos y fruta licorosa. Tiene un paso ligeramente dulce y seco, con una excelente persistencia final.  Nosotros lo hemos maridado con un queso ahumado y con otro curado, y unas lonchas de jamón ibérico. La temperatura de servicio seria de unos 12 º. Solo tenemos una palabra para describirlo: espectacular. 


                                                  











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